Psicoterapia para niños.

 

Psicoterapia para niños





El Psicoanálisis nace por el año 1900 como una practica que permitía liberar a los pacientes de síntomas indeseables que les ocasionaban angustia y malestar. Muy pronto Sigmund Freud, padre del Psicoanálisis “experimentaría” a cerca de los alcances de dicha terapia con un menor de edad, el cual se convertiría en uno de sus famosos historiales clínicos, “el pequeño Hans”, de cinco años, cuyos padres consultaron por su fobia a los caballos.

Esta experiencia de trabajo analítico con un menor abriría el camino a Anna Freud y Melanie Klein, pioneras en el Psicoanálisis infantil, quienes en las primeras décadas del siglo XX comenzaron a trabajar con niños y a teorizar al respecto. Lógicamente después de ellas otros grandes Psicoanalistas enriquecieron y actualizaron el campo del análisis infantil, permitiéndonos pensar a los niños como sujetos capaces de implicarse en un tratamiento psicoanalítico, producir cambios y beneficiarse con el mismo.

Seria bueno desmitificar ciertas creencias instaladas en nuestra sociedad: “Es fácil ser chico, ya que ellos no tienen responsabilidades ni problemas que los agobien como a los adultos, pierden el tiempo jugando...”, la lista de frases de este tipo podría continuar sin sospechar que son erróneas por que desconocen y subestiman las capacidades de los niños, que entienden mucho mas de lo que los adultos suponemos, que no están ajenos a los conflictos que nos atraviesan diariamente por hallarnos inmersos en una sociedad donde crecen la inseguridad, el desempleo y tantos otros factores que nos afectan profundamente.

Los niños de hoy suelen pasar largas horas en guarderías, jardines, cibers o con niñeras, siendo estos factores, por lo menos, dignos de consideración. Ellos construyen su imagen vía identificación con los adultos que les resultan significativos. Cuando estos discrepan en sus criterios de educación, en sus valores, creencias y demás, el niño queda desorientado, contrariado, y se producen en el desajustes del orden “ no sé a quien hacerle caso”, por mencionar solo un ejemplo.

Ellos poseen capacidad para darse cuenta cuando algo en su interior no funciona bien, como así también la posibilidad de pedir ayuda y de permitir ser ayudados. Mientras que las terapias para adultos ayudan, en muchas ocasiones, a disminuir el efecto de traumas adquiridos en la infancia, las terapias para niños cuentan con la ventaja de intervenir temprano, de actuar preventivamente, ayudando a que el menor pueda desarrollarse de la mejor manera, aprendiendo a sortear dificultades y a resolver problemáticas que se encuentren a su alcance; a su vez brindan orientación a los padres y colaboran esclareciendo cuestiones familiares que suelen actuar al modo de círculos viciosos que entrampan a grandes y chicos.

La función del Psicólogo es brindar un sostén y un espacio para hallar respuestas en esos momentos donde la angustia obnubila el pensamiento y paraliza el accionar.

Cada día es mayor el numero de personas que consultan con profesionales de este tipo, diluyendo progresivamente aquel viejo prejuicio de que “al Psicólogo debieran acudir las personas desequilibradas”.

Si los niños de hoy son los adultos del mañana, ayudándolos, propiciaremos una sociedad más saludable y feliz. 


Lic. Daniela Gastaldi 

Autor/es: 
Lic. Daniela Gastaldi
Fecha: 
Lunes, 11 Agosto, 2008